Un hombre ateo se dirigió al campo apara convencer a todos los habitantes del pueblo sobre la no existencia de Dios, mientras compartía sus teorías con la gente y argumentaba sobre quien le podía probar que Dios existía, un anciano se acerco y le pidió una naranja, la cual con toda paciencia pelo, y sin prisa alguna se la comió entera, cuando finalizo pregunto al hombre ateo:
¿Señor podía usted decirnos a mí y a toda la gente del pueblo, como estaba la naranja que acabo de comerme, estaba dulce o estaba amarga?
El ateo, se sonrió sarcásticamente y dijo:
¿Señor podía usted decirnos a mí y a toda la gente del pueblo, como estaba la naranja que acabo de comerme, estaba dulce o estaba amarga?
El ateo, se sonrió sarcásticamente y dijo:
Anciano como pretende usted que yo le diga a usted como estaba la naranja que usted se comió si dulce o amarga, si no fui yo quien se la comió.
El anciano le respondió:
Pues vera usted, así mismo es Dios no se puede decir nada acerca de Él si no lo ha probado.
El anciano le respondió:
Pues vera usted, así mismo es Dios no se puede decir nada acerca de Él si no lo ha probado.
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